Hace unos meses, de camino al Urriellu, tuve la gran suerte de conocer a dos personas y apuntar en mi agenda dos nuevas amistades, Manu e Isma. Este fin de semana, también en el entorno de Picos de Europa, son tres más las que debo sumar.
Madrid, cuando el calendario acierta en la buena combinación, me recuerda a un cazo con leche, contenida en el recipiente hasta el momento que, al llegar al hervor, toda ella se desparrama por el fogón. Lo mismo les sucede a los habitantes de la capital. En cuanto hay un puente o vacaciones, abandonan su metrópoli y se dispersan por todos los rincones de nuestra piel de toro.
Esa marea de tierra adentro les llevó hasta dominios de Valdeón y una brisa del norte nos transportó a Jose Luis y a mí hasta ese mismo lugar.
Las ascensiones por caminos de roca, los descensos a valles inimaginables, el caminar por esas nieves que se resisten a desaparecer, hicieron el resto.
Lorena, Isabel y Juanjo, tres nuevos enamorados de la montaña cantábrica, y tres nuevos amigos con los que volver a compartir rutas en un futuro.
2 comentarios:
Que envidia,pero de la sana.
No te preocupes Fermín, para que no pases envidia te apuntamos para la siguiente.
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