Esta semana mi amigo Jose Luis me hizo llegar por correo el
texto de la conferencia-coloquio que Jesús Fernandez-Villaverde, Catedrático de
Economía en la Universidad de Pensilvania, director de Cátedra de Fedea (Fundación de Estudios de Economía Aplicada),
del Nacional Bureau of Economic Research (NBER)
y del «grupo de los cien», licenciado en Derecho y en Ciencias Económicas y
Empresariales por Icade y doctor en Economía por la Universidad de Minnesota
(EE. UU.), pronunció en el club empresarial Icade el 21 de septiembre de 2012, bajo el
título "La salida de la crisis: cómo y
cuándo".
En ella el conferenciante explicaba que la crisis que
nuestro país está sufriendo no es solo coyuntural, también tenemos problemas
estructurales de bastante más difícil solución si no se acometen cambios
importantes en nuestra forma de hacer las cosas. En su exposición ponía ejemplos
muy clarificantes de cómo se hacen las cosas en nuestra nación y como las
llevan a cabo en otros en casos similares.
Después de leer el escrito, largo pero ameno y sin
desperdicio, me avergonzaba de pertenecer a este país.
Es fácil echarle la
culpa a los políticos que tenemos y que,
no lo olvidemos, fueron elegidos por nosotros. Desde luego su mediocridad, su falta de honestidad en
muchos casos, su poca vocación de servir al ciudadano y su sometimiento a esas “nuevas
empresas” que son los partidos políticos les hace bastante responsables de lo
que tenemos encima. Pero no solo ellos son los culpables, son un producto más
de nuestra idiosincrasia. Y esa es mi mayor vergüenza, que nuestro carácter nacional
nos haga una sociedad indigna.
Hoy llueve sobre mojado al echarle un vistazo a la edición digital
del diario de mi ciudad. En uno de sus artículos hablaban de la imagen que, de
nosotros, proyectan las televisiones de
otros países.
A los tópicos habituales se suma ahora la de un país de
corruptos y despilfarradores, eso sí, la fiesta que no falte.
Lo dicho, de vergüenza.
2 comentarios:
Yo ya había visto el vídeo y la verdad es que no nos deja en gran lugar. Afortunadamente no todos el mundo opina lo mismo, pero mal vamos si conseguimos que nos vean de otra manera más allá de nuestras fronteras. Solo puedo decir que cuando trabajaba oía constantemente "el que venga detrás que arree". Esa frase en un trabajo donde la solidaridad y el compañerismo era fundamental para que el desarrollo del trabajo se hiciese sin fatales consecuencias se convirtió en algo habitual. Miramos para otro lado pero parte de la culpa es nuestra.
Como dijo aquel todos lo matamos y el solo se murió,la culpa es en gran parte de todos, y sobre todo de los que se dedican a robar con guante blanco.Es curioso pero yo conozco a mucha gente que solo van al trabajo a escaquearse y intentar escurrir el bulto,con la consecuencia de que los demás tienen que apechugar con su trabajo.
Somos una República bananera, es la imagen que damos y seguramente aunque nos duela es la realidad.
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