sábado, 21 de agosto de 2010

al final del día.








Atardece. Con la misma velocidad que desaparece la luz en el ocaso, van asomando acordanzas al contemplar la bella anochecida.

La visión del crepúsculo atrae al lado de este observador solitario la presencia incorpórea de princesas de cuento, surgidas de las celdas de la memoria donde se hallaban prisioneras.

De fondo, el refregar de alas de millares de grillos y estridentes chicharras rompe el aparente silencio con su monótono cantar. Algún lejano ladrido se añade al coro de cuando en cuando.

Acuden raudas a sentarse a mi lado las nobles doncellas, liberadas del encantamiento por unos instantes, para hacer más hermosa la imagen que se muestra ante mis ojos.

Una ráfaga de nostalgia se las vuelve a llevar y el sol, ya oculto tras el horizonte, deja paso a una tenue luz de luna que, iluminándome, deja ver como un halo, la intensa melancolía que me invade al sentirme solo nuevamente.

Canción: Noite. Briganthya

1 comentario:

LA MUJER INVISIBLE dijo...

Que maravillosa descripción del anochecer..., me he sentido princesa mientras lo leía..