martes, 13 de abril de 2010

La tranquilidad del ignorante.

Resulta decepcionante y doloroso emplear todo el esfuerzo y conocimientos de los que uno dispone para finalmente comprobar su total inutilidad y con graves consecuencias como resultado.


Algunos de los que me leéis ya sabéis de mi afición a la apicultura. Llevo, más o menos, una década de buena relación con las abejas (a pesar de las picaduras, de las que uno no se libra ni con traje protector).

Durante estos años, las cosechas de miel se sucedieron con mayor o menor suerte, influyendo en ello las circunstancias propias de cualquier cosecha, tanto mis errores o aciertos a la hora de aplicar las técnicas requeridas como las condiciones atmosféricas a lo largo de cada temporada.

Pero me encuentro por segundo año consecutivo con un problema para el que parece que no hay solución, al menos de momento. Me he quedado sin colmenas (el termino más apropiado sería sin colonias de abejas, la colmena se llama a la caja que las aloja). Tan solo una, y muy débil, sigue luchando por salir adelante.

Pero lo peor de esto no es que me vaya a quedar sin ese dulce regalo que me hacían estos animalitos. El daño lo sufriremos todos. Pocos animales nos pueden afectar tanto si desaparecen. Su extinción conlleva una reacción en cadena cuyas consecuencias me atrevo a calificar como catastróficas y todo por el menos conocido y más importante de los frutos del trabajo de las abejas, la POLINIZACIÓN.

Al culpable de todo esto ya le han dado un nombre, SINDROME DEL DESPOBLAMIENTO DE LAS COLMENAS, y, aunque las causas todavía se discuten, mucho me temo que la acción del más irracional de los animales, el ser humano, tiene bastante que ver en ello, cambio climático, pesticidas, plagas y parásitos procedentes de otros hábitats merced a la globalización, contaminación electromagnética, etc. ¿Alguien duda de quién es el verdadero responsable?

Ni todo el esfuerzo ni toda la experiencia pueden contra esto.

¿Cuándo aprenderemos a vivir respetando nuestro entorno? Tal vez sea tarde ya.

No quiero ser catastrofista trasmitiendo este mensaje, solo pretendo dar cuenta de un hecho que he constatado por mí mismo y del cual quiero haceros participes. De que todos seamos conscientes de que no nos pueden resultar indiferentes cuestiones como esta, aunque parezcan distantes de nuestro cotidiano transcurrir. Intento que no seamos ignorantes -sin sentido peyorativo. ¡Válgame Dios!, no puedo faltar al respeto de quien me lee- de un problema que nos incumbe a todos porque todos somos afectados.

Este fin de semana me las prometía felices cuando fui a visitar a ”nuestras amigas” y lo único que pude hacer fue extender un certificado de defunción.


4 comentarios:

Jose Luis dijo...

Lo siento Jose, una pena.

CIMAFERMIN dijo...

Yo también lo siento y te acompaño en tus pensamientos.

Rubi,el bomberu. dijo...

Lo que comentas es totalmente cierto.Siendo un ignorante en la materia,lo he podido comprobar.Sabes que por mi trabajo me toca muchas veces en los meses de verano ir a recoger colmenas que forman las abejas en los s itios mas inverosimiles.Las he llegado a recoger en las ramas de un arbol en plena Avenida Argentina.Las recogemos en unos cajones de apicultura con sus correspondientes cuadros y las llevamos al parque donde se hace cargo de ellas un apicultor.Lo cierto es que estan totalmente desorientadas,dicen que es el alzheimer en estos animales.Pobres de los humanos cuando falte la polinizacion que ellas realizan.Sigamos jugando.

LA MUJER INVISIBLE dijo...

Sólo un necio no escucha lo que la naturaleza le dice, y me temo que el mayor necio es el ser humano...
Esperemos que no sea irreversible...