viernes, 9 de julio de 2010

bajo la lluvia de un sabado de julio


Estas son las secuelas visibles que me quedaron tras participar en la XVII Vuelta al Concejo de Gijón en bici de montaña. Poca cosa tras tantas horas sobre dos ruedas, pero las ocasionadas en mi retentiva fueron más profundas.


La mojadura, el frio y el barro quedaron atrás, sin embargo los recuerdos en compañía de nuevos y viejos amigos permanecen.

Reencuentros con antiguos -que no viejos- compañeros de estudios, ver de nuevo a aquellos de la peña Pelayo con los que compartía rutas y buenos momentos hace algún tiempo, disfrutar con mis actuales compadres de andanzas, riéndonos de las ocurrencias de unos y otros, y todo a pesar de que las condiciones atmosféricas se empeñaron en complicarnos el día y que los kilómetros iban acumulándose en nuestras piernas.

En definitiva, como casi todo en la vida, lo mejor y más importante, la compañía de buenos amigos hace que todo sea un poco menos dificil.


2 comentarios:

Jose Luis dijo...

Cuando vayamos a Covadonga si que nos vamos a reir, al final duele mas la mandíbula que las piernas.

CIMAFERMIN dijo...

De eso estoy seguro, digo de lo del dolor de mandíbula.