martes, 3 de agosto de 2010

De Covadonga al cielo.



Este sábado fui de peregrinación. No, no hice ningún tramo del Camino de Santiago, la visita al patrón de España la dejo para otra ocasión. Fue esta una peregrinación un poco más corta, al hogar de nuestra Santina, a Covadonga.

Desde Gijón, algo más de cuarenta almas nos encaminamos hacia la Cova Dominica siguiendo la tradicional ruta que une ambos lugares. El viaje, sobre dos ruedas, dio para mucho.

El camino en sí ya es suficiente pábulo para animarse a recorrerlo. A algunos, supongo, también nos movía un motivo especial -una promesa, un deseo, una petición,…- sin tener que estar vinculado obligatoriamente a lo religioso aunque, seguro, si a lo sagrado del entorno.

Yo tenía una conversación pendiente. Iba a ser la talla de la Virgen la receptora de mi mensaje, mi intercesora, por ser ella la representación del nexo que me une a un Ser Supremo, un ente al que no sabría definir y que no es exactamente ese Dios Católico que las normas educativas vigentes en mi infancia nos imponían e inculcaban a todos los niños. La premura impuesta por el cumplimiento de los horarios establecidos para el retorno, me impidió la visita prevista, pero, no hay problema, Don Pelayo tuvo a bien entregarle el recado de mi parte cuando los visitantes abandonásemos el lugar y la tranquilidad y el sosiego se lo permitiesen.

No fue el sacrificio del esfuerzo en el camino la ofrenda para ser escuchado, no tendría valor alguno pues fueron únicamente mis partes locomotoras las que sufrieron (y algún rasguño en la piel), el resto de mi persona disfrutó como hacía mucho tiempo que no disfrutaba. Coincidieron varios factores para que fuera una experiencia “casi religiosa”, el paisaje, los compañeros de viaje, el buen ambiente y el buen humor en el que todos aportamos algo, la ausencia de accidentes destacables, por otra parte comunes cuando se conjugan bici y terreno agreste, y un sinfín de grandes y pequeños detalles que difícilmente se dan al mismo tiempo y en los mismos lugares.

Por si acaso, lanzo nuevamente desde aquí mi petición (Don Pelayo ya está muy mayor y corro el riesgo que se le olvide) con la esperanza de alguno de los que lean esto tengan comunicación directa con el de allá arriba, o donde quiera que se encuentre. Eso sí, por favor, no hace falta que vayan a darselo personalmente.

Mi mensaje no tiene nada de original, pero no por ello deja de ser importante, pues no es otro que, el que me permita disfrutar mi vida junto a las personas que quiero, solo eso, simple, claro, conciso, como deben ser los mensajes para que no haya posibilidad de mal entendimiento.

No hubo ofrenda, como digo, más que, si acaso, el valor de todo lo bueno o malo que contiene mi propia vida. Que la balanza decida de qué lado inclinarse y el Juez Supremo dictamine si debo o no, ver cumplidos mis deseos .


P.D. Hoy se despedía La Mujer Invisible. Me gustaría que solo fuera un “hasta luego”.


Canción: Stairway to Heaven. Led Zeppelin.

3 comentarios:

LA MUJER INVISIBLE dijo...

A mi también me gustaría que sólo fuera un hasta luego...,pero aunque no escriba seguiré deleitándo mi alma y mi cerebro con vuestros pensamientos..

CIMAFERMIN dijo...

Tranquilu Jose que yo tengo hilo directo con el mas allá y ya les trasmito el mensaje,haber si no me enquivoco de receptor, porque mas contacto tengo con el Diablu que con la Virgen,se hará lo que se pueda.
PD:Asombrosa, espectacular y epatante narrativa.

Anónimo dijo...

Jose gracias por el apoyo compañero de fatigas,bueno tambien decirte que fui de los pocos que visito la cueva ese dia por eso de los deseos.BARRANCAS.