lunes, 13 de diciembre de 2010

¿Dónde tenemos el límite?

A veces me pregunto como una especie tan autodestructiva como la nuestra pudo llegar a ser la dominadora del planeta.

No somos los seres más fuertes o más grandes, ni los mas rápidos, ni con las mejores condiciones físicas para desenvolvernos por nuestro entorno. Seguro que cualquier criatura sería capaz de batirnos en todos hábitats en los que nos hayamos presentes si no nos ayudáramos más que de nuestro propio cuerpo.

Creo que solo una cualidad nos ayuda a convertirnos en los seres más poderosos de la Tierra, nuestra inteligencia -aunque a veces parece que carecemos de ella-. Gracias a ella poseemos una inigualable capacidad de adaptación a cualquier medio.

El ser humano es asombroso, es capaz de hacer posible lo inimaginable. Podemos manejar nuestro entorno para superar nuestras carencias y rebasar así casi cualquier marca que poseyera algún otro ser vivo.

Un buen amigo me envió este video. No dejan de ser imágenes como las que todos los días nos pueden llegar a través del correo electrónico, la televisión, etc. pero en ellas se muestra precisamente eso, que parece que no hay límites para lo que nuestro “débil cuerpo humano” es capaz de hacer.



3 comentarios:

LA MUJER INVISIBLE dijo...

Me han gustado mucho las imágenes , pero he echado en falta ,algún vídeo en el cual se retratase a una madre intentando aparcar, mientras uno de sus hijos está vomitando todo el coche y el otro no hace sino chillar, porque se da cuenta de que con semejante panorama, se queda sin piscina..., sí, realmente creo que era exactamente lo que te faltaba...¿quieres que te mande el vídeo de mi tarde de hoy??ja ja ja

Un saludo, desde la más absoluta invisibilidad.

CIMAFERMIN dijo...

El límite lo pone el punto de locura de cada uno.

Hilda dijo...

¿Puedo aplaudir? pues...clap, clap, clap....Qué poquitas veces se leen cosas así, con cabeza y con sentimiento.

Hay dias que veo a mi niña una hora, si hay suerte son dos y los dias de descanso estoy tan agotada que me siento culpable de pedir solamente un poquito de paz y tranquilidad en casa.

Ahora pienso en lo afortunada que fuí teniendo a mi madre en casa 24 horas al día, sin tantos juguetes en Reyes, sin tantos caprichos... pero posiblemente muuucho mas feliz.

besinos